Emma {@BlxndeSxvior}

— A veces un deseo te cambia la vida —
Cuidado con lo que deseas

- 28 primaveras. 27 años de una vida solitaria, y el año numero 28 no prometía nada nuevo, nada diferente, seguiría con su vida, con su trabajo, en su pequeño apartamento al que volvía cada noche, sin nadie que le esperara, sin nadie que se alegre de que vuelva a casa, quizás debería comprarse un perro...
Bien, estaba desvariando, sacude la cabeza para quitar de su mente aquellos pensamientos y raspa la cabeza de la cerilla que tiene en la mano contra la caja provocando así una pequeña chispa que prende el pequeño palito y con el enciende la solitaria vela que esta clavada en su "muffin de cumpleaños".
Su mirada se pierde en la pequeña llama que baila alimentada por la cera y el oxigeno justo antes de cerrar los ojos pidiendo un deseo por primera vez en su vida, sopla y acaba con la efímera vida de la pequeña llamita. Todo se queda en silencio, en penumbra, aquella seria toda la celebración de cumpleaños que tendría, cualquiera podría esperar una fiesta sorpresa, una cena con amigos y familia, quizás una noche de fiesta, pero no era su caso.
El timbre, el sonido agudo se alarga rompiendo el silencio y el ambiente de extrañeza ante lo inesperado de la llamada. Nadie la espera cuando abre la puerta, o al menos eso piensa al primer momento, pero no tarda ni dos segundos en bajar la vista para encontrar a un niño abrazado a un voluminoso libro.-
- Henry: Hola, eres Emma Swan ¿Verdad? Soy Henry, tu hijo. -Bomba. Sin algún tipo de anestesia, sin esperarlo, sin saber como reaccionar, sin haberse preparado. Aquel niño que la miraba en el umbral de su casa con los ojos llenos de esperanza decía ser su hijo, y debía serlo por que ¿Como iba a saber un mocoso que ella había dado en adopción a un niño que en aquellas fechas tendría su edad? Henry no espera a ser invitado y entra en su apartamento, buscando en la nevera un zumo, de nuevo por su cuenta.-
- Emma: Basta chico, voy a llevarte a casa, tus padres deben estar histéricos
- Henry: Solo madre, y seguro que no esta histérica, no le importo, y me llamo Henry, ya te lo he dicho.
Aquel chico conseguiría sacarla de quicio aunque debía admitir que le había caído bien, pero le arrastra a su coche, a él y a su libro el cual resulta ser un libro de cuentos, que según Henry cuenta la historia real sobre cada personaje, una historia que realmente ocurrió y un personaje que realmente existe. Eses chico necesitaba ayuda psicológica, se lo comentaría a su madre al llegar.
Después de unas horas de trayecto un precioso cartel verde les de la bienvenida al pueblo donde vive el chico. Y donde ella no estaría por mucho tiempo.
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